Los componentes de una red pueden funcionar a velocidades distintas, pero gracias a una serie de normas la colaboración entre los componentes no supone ningún problema.
Las tarjetas inteligentes adaptan automáticamente su velocidad a la tarjeta más lenta.
Otro ejemplo seria una tarjeta de red Ethernet que funciona a 100 mbps, sin embargo se comunica a Internet a 1 mbps.
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